miércoles, 28 de noviembre de 2012

2 CUENTOS DE AMOR 2








LOS RINOCERONTES Y EL AMOR.

 Un rinoceronte enamorado es casi una tragedia. Nunca sabe qué hacer. Raspa, durante años su lomo contra los robles más viejos. Con frecuencia se equivoca. Suspira demasiado, gruñe, espera que salga la luna y se empeña en demostrar que puede mojar con su lengua la punta de su cuerno. Un rinoceronte enamorado es siempre un homenaje a la estupidez. Olvida su tamaño, su furia, su fuerza. Y es capaz de repetir el tonto gesto de las serenatas, el suicidio de las simples margaritas. Pasa meses frente a Hiroshima, mon amour, por supuesto. Un rinoceronte enamorado no asusta a nadie. Tal vez por eso, siempre fracasa.





 LA TOALLA ESTÁ TRISTE.

 La toalla siempre está triste. Poco sol, humedad, gripe constante. Vive en un mundo lleno de peligrosos espejos, metales resbaladizos, losas heladas. Aun así  ella mantiene todavía caliente su ilusión (como las damas de antes). Todas las tardes ella espera el momento en que él (delgado con un lunar en el muslo izquierdo, pelo oscuro, bigote tiernamente escaso) entra desnudo. Lo mira, lo admira también, de reojo. Mientras el agua cae y el jabón resbala, ella imagina (sentimental al fin) que hay diamantes desgajados y huesos dóciles. Ella jura que se muere, luego se le prende al cuerpo como una ardilla feroz, se pierde la toalla, se deja, la tocan, estremece, rueda en sus tobillos, se anuda en su sexo, se estrangula. Y, cuando le falta un movimiento, la intuición de un vaivén, tan solo, un dedo sobre la nuca solamente, él la deja, la suelta, la cuelga, la deja vieja seca queja muerta. Solo por esto, algunos hombres se condenarán. Otros conocerán la rabia y la belleza.
 Alberto Barrera Tyszka Edición de lujo. Ed. Fundarte, Caracas, 1990.

Imágenes tomadas de Internet.
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