jueves, 20 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD, FELICES DIAS



 ¿Os acordáis de los "crismas" de Ferrandiz?, en estos días al encontrarlos navegando por los mares infinitos de internet , me trajeron buenos recuerdos de otras navidades, cuando las felicitaciones llegaban por correo y las tría el cartero, en sus sobres abultados y de c olores y nuestros padres, aprovechaban para hacerlos pasar a la casa y darles una copita de vino y el aguinaldo, y luego de leerlas, las colocábamos abiertas encima del aparador de la sala , en demostración de todos los familiares y amigos que teníamos que se acordaban de nosotros y nos deseaban todo lo mejor.
 También por estas fechas se invitaba a pasar al sereno que venía sin sus infalibles llaves, igualmente a los del aseo urbano que nos traían una tarjeta de Felices Pascuas, a los vecinos y a los espontáneos que se aparecían sin previo aviso; total que la casa era in ir y venir de gentes que los más pequeños por entonces, no entendíamos mucho, pero nos gustaba el trasiego que alteraba las tradicionales horas de la familia.




 Otra cosa eran las visitas tediosas de las señoras o matrimonios encopetados para visitas, que apenas nos dejaban abrir la boca mientras permanecíamos sentados y derechos como velas, oyendo las incomprensibles conversaciones de los mayores. El vino moscatel de mi padre salía a relucir junto con los turrones que preparaba mi madre, con las recetas de mis abuelos confiteros, y que a ella, le recordaba su infancia rodeada de almendras, azúcar y piñones, en un pueblito de la Castilla más profunda y ancestral. Unos y otros fueron dejando paso a los nuevos tiempos, a las felicitaciones y a los besos y abrazos virtuales, que aunque nunca serán igual, al menos nos acercan un poco mas en estos días.




 FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y QUE EL PROXIMO 2013 A PESAR DE LOS AUGURIOS, SEA DE BIEN Y DE PAZ.

 BESOS Y ABRAZOS

miércoles, 28 de noviembre de 2012

2 CUENTOS DE AMOR 2








LOS RINOCERONTES Y EL AMOR.

 Un rinoceronte enamorado es casi una tragedia. Nunca sabe qué hacer. Raspa, durante años su lomo contra los robles más viejos. Con frecuencia se equivoca. Suspira demasiado, gruñe, espera que salga la luna y se empeña en demostrar que puede mojar con su lengua la punta de su cuerno. Un rinoceronte enamorado es siempre un homenaje a la estupidez. Olvida su tamaño, su furia, su fuerza. Y es capaz de repetir el tonto gesto de las serenatas, el suicidio de las simples margaritas. Pasa meses frente a Hiroshima, mon amour, por supuesto. Un rinoceronte enamorado no asusta a nadie. Tal vez por eso, siempre fracasa.





 LA TOALLA ESTÁ TRISTE.

 La toalla siempre está triste. Poco sol, humedad, gripe constante. Vive en un mundo lleno de peligrosos espejos, metales resbaladizos, losas heladas. Aun así  ella mantiene todavía caliente su ilusión (como las damas de antes). Todas las tardes ella espera el momento en que él (delgado con un lunar en el muslo izquierdo, pelo oscuro, bigote tiernamente escaso) entra desnudo. Lo mira, lo admira también, de reojo. Mientras el agua cae y el jabón resbala, ella imagina (sentimental al fin) que hay diamantes desgajados y huesos dóciles. Ella jura que se muere, luego se le prende al cuerpo como una ardilla feroz, se pierde la toalla, se deja, la tocan, estremece, rueda en sus tobillos, se anuda en su sexo, se estrangula. Y, cuando le falta un movimiento, la intuición de un vaivén, tan solo, un dedo sobre la nuca solamente, él la deja, la suelta, la cuelga, la deja vieja seca queja muerta. Solo por esto, algunos hombres se condenarán. Otros conocerán la rabia y la belleza.
 Alberto Barrera Tyszka Edición de lujo. Ed. Fundarte, Caracas, 1990.

Imágenes tomadas de Internet.

martes, 30 de octubre de 2012

TATUAJE



Ednodio Quintero ( Venezuela 1947 ) Los mejores relatos. Visiones de Kachgar Colección País Portátil 2006. bid & co.editor ca.

  Conocí la obra de Ednodio Quintero en los talleres de Escritura Creativa de Israel Centeno, con el que compartimos clases memorables y paseos por el parque del Este. Entonces nos hablaba de que era uno de los escritores venezolanos que más admiraba, con una obra original, que abarca ensayo, narrativa y guiones para cine. Quisquilloso y perfeccionista al máximo, sus cuentos son pequeñas piedras que va puliendo hasta encontrar la beta preciosa que cada uno encierra en si misma. Profesor de la Universidad de los Andes (Mérida), admirador desde la infancia de los cronópios de Cortázar y del solitario Gregorio Samsa, comienza a escribir a los 40 años, la novela La danza del Jaguar con la que se abre un espacio definitivo en la literatura venezolana. Ha recibido entre otro los siguientes premios: En 1994, Premio Miguel Otero Silva de la Editorial Planeta por El Rey de las Ratas. En 1999, Premio Francisco Herrera Luque, de la Editorial Grijalbo- Mondadori por El Corazón ajeno.

 TATUAJE

 Cuando su prometido regresó del mar, se casaron. En su viaje a las islas orientales, el marido había aprendido con esmero el arte del tatuaje. La noche misma de la boda, ante el asombro de su amada, puso en práctica sus habilidades: armado de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer un hermoso, enigmático y afilado puñal. La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos, breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del oeste. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marinero emprendió el ansiado viaje a la eternidad. En la soledad de su aposento, la mujer daba rienda suelta a su llanto y a ratos, como si en ello encontrase algún consuelo, se acariciaba el vientre adornado por el precioso puñal. El dolor fue intenso, y también breve. El otro, hombre de tierra firme, comenzó a rondarla. Ella, al principio esquiva y recatada, lentamente fue cediendo terreno. Concertaron una cita; y la noche convenida ella lo aguardó desnuda en la penumbra del cuarto. Y en el fragor del combate, el amante, recio e impetuoso, se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal.

miércoles, 10 de octubre de 2012

LAS CALLES, MI CALLE




Hace muchos, muchos años, cuando vine a vivir a esta parte de la ciudad, desde mi estepa castellana, sus calles me parecieron pequeños bosques, sombreados y jugosos. Sus estrechas calles, algunas ciegas, desembocaban en otras también cortas, de pavimentos levantados por las raíces de los árboles centenarios, que estorbaban indiferentes el paso de los transeúntes. Vimos crecer la zona, hacerse mayor de edad, poblandose de nuevos habitantes, que empezaban a emigrar desde otros puntos de la ciudad y del país. Con el tiempo, la calle por la que andas continuamente y te lleva al lugar donde habitas, se vuelve “ mi calle”, con el sentido de posesión que da lo transitado y conocido por años, transformándose en una especie de prolongación de tus espacios, para hacerse compartidos, de los que cuidas y estás pendiente. 

 Por estas calles, vimos bajar las trombas de agua turbia buscando el río en el deslave del 99. Las vimos heridas por troncos y piedras, que las navegaron furiosas hasta encontrar un recodo, donde descansar tanto ímpetu. Hemos visto, como la canícula del verano ablandaba el pavimento y lo volvía material casi inflamable. Volvían pardas las hojas de los árboles y los pájaros, huían alarmados buscando el frescor de la montaña.

 Las hemos visto desiertas, en toque de queda, producir sombras y ruidos que a todos nos espantaban, hemos atisbado su noche oscura,  tras las cortinas buscando el sueño que nunca llega.
 También las vimos festivas, alborotadas por el paso de las bandadas de gente joven a las salidas de los colegios, oliendo a borra y calor. Parejitas que buscan el descuido de la luz para enlazarse, en abrazos cortos y pasajeros.

 Pero con el tiempo, fuimos sorprendidos, por esos acontecimientos plenamente avisados y esperados por todos, pero que aun así, causan conmoción y dan un vuelco a nuestra vida. La calle se fue poblando de otras gentes, ajenas, que ya no reconozco.

 Pertenecen a esa otra ciudad, donde el sol cae de plano y la lluvia desbarata sus techos sin misericordia, donde la expectativa de vida llega a los veinte y algo, porque la violencia y la mengua se los llevará antes. Esa otra ciudad, que no conocemos y de la que nos separa un meridiano invisible que nos colocó a cada uno a un extremo, sin que se mediara palabra entre ambos, y un día, como en un desbalance ecológico, empiezan aparecer, y a intimidar y asustar, buscando revanchas y abriendo heridas y desde entonces, las calles se han vuelto de nadie, solitarias, mientras nos atrincheramos los unos de los otros, asustados, desconfiando, temiendo…

lunes, 24 de septiembre de 2012

LA LIBRERÍA SHAKESPEARE AND COMPANY

Silvia Beach  y Joyce

Me encantan los libros y su habitad natural, las librerías; por eso cuando me encontré con Shakespeare and Company fue una inmensa emoción, como cuando te encuentras a un amigo querido en un país  extraño. Estábamos buscando un lugar bueno y barato donde comer, tarea difícil  en París,  no por lo bueno que abunda, si no por lo barato,  y nos recomendaron el Barrio Latino  y sus callejuelas llenas de sorpresa y encanto. Próxima a la Plaza de Saint Michel, a Notre Dame y frente al río Sena , está una de las librerías más emblemáticas de una vieja hornada que se empeña aún en sobrevivir, entre las cadenas de venta de libros como un objeto más,  manufacturado en un gran almacén chino.





 La actual librería, situada en la calle Bucherie, frente al Sena, fue abierta en 1951 por su propietario, un norteamericano llamado George Whitman, ( sin parentesco con el poeta),  que se instaló en París, después de la Segunda Guerra Mundial. Viajero y lector impenitente, fue acumulando libros en ingles en el cuarto de hotel donde residía, hasta que decidió abrir en la calle Bucherie una librería con el nombre de Le Mistral, en honor a Gabriela Mistral, cuyo país había conocido, y admiraba su poesía. De sus viajes por el mundo y de su afición a la cultura bohemia, adquirió la costumbre de ofrecer posada a los jóvenes escritores y poetas, a cambio de la limpieza, organización y venta de los libros.

 George Whitman, estuvo viviendo en la parte superior la librería hasta 2011, fecha en la  que murió a los 98 años de edad, siempre fiel al sistema y al círculo de escritores y amigos,  que el mismo fundó. Se cuenta que su librería, fue visita obligada para la generación beat, Jack Keruac o Allen Ginberg, y todo tipo de personajes del mundo del arte y la cultura, allí compartieron momentos de lectura y conversatorio. Henry Miller, Anais Nin, Samuel Beckett fueron también asiduos visitantes. Sus paredes aun conservan las cientos y cientos de papeletas que dejaban los turistas, con pensamientos o declaraciones de amor y dolor.




 Según los biógrafos de la librería Shakespeare and Company , el nombre original proviene de la editora norteamericana Sylvia Beach, que desde los años 20 regentaba una librería con ese nombre en la calle Odeón, y fue la primera en vender libros escritos en inglés y organizar tertulias literarias. También fue la primera en editar el Ulises de Joyce, al que apostó y por el que sentía una gran admiración. Dedico su dinero y todas sus energías en promocionar al escritor irlandés, al que aconsejaba sobre como enfocar su carrera en el difícil mundo editorial de esos años, el París de entre guerras. Joyce la seducía con la palabra, leyéndole sus poemas con voz grave y dramatizando su significado con un acento irlandés,  que encantaba a Sylvia. La librería. fue desde los años 20 a los 40 tierra de nadie, y también la tierra de todo aquel escritor que acudía a sus tertulias, buscando opiniones amigas, y mitigar un poco con la amistad ese sentimiento de extraterrado con el que convivían. Por sus estrechas habitaciones pasaron, Joyce, Hemingway, Lawrence, al que Sylvia , no quiso publicar “El amante de Lady Chatterley”, Pound, Eliot, Gertrude Stein, Andre Gide .




 En sus tertulias, se conocían los escritores y aficionados a las letras y a cualquier arte en general, era legendario su buen hacer de anfitriona, el empeño y dedicación que ponía en este mundo, el de las palabras, al que había consagrado toda su vida. Pero la librería, también se vio afectada por los duros años de la guerra y el crack financiero, que estuvo a punto de dejarla en la bancarrota. Uno de sus parroquianos más fieles, André Gidé, creó el Círculo de Amigos de la Librería, y puso una cuota de 200 francos anuales, para poder asistir a los recitales y lecturas de los grandes autores que por allí pasaban. Esto le dio un valor añadido en el ambiente intelectual de la época. A pesar de todos los esfuerzos la librería tuvo que cerrar en 1941, los libros fueron recogidos en la vivienda de Sylvia esperando mejores tiempos.





 Años más tarde, Sylvia Beach que conocía la existencia de la librería “Le mistral” de su compatriota Whitman, en la calle Boucherie, decidió pasarle los derechos del nombre Shakespeare & Company. Los dos habían compartido por años, el mismo espíritu libertario, apoyando a los jóvenes escritores, y habían dedicado su vida entera, a la divulgación de la literatura de habla inglesa en una tierra extraña, lejos de su continente.



 Actualmente, la librería de la calle Boucherie, goza de buena salud, manteniendo el mismo espíritu de sus creadores. En sus paredes abarrotadas de estanterías, puedes encontrar cualquier cosa publicada en ingles, desde sesudos tratados, cuentos infantiles, novela, ensayo, etc. Ediciones antiguas difíciles de encontrar o libros recién horneados de la editorial. Los jóvenes escritores, o amantes de las letras, siguen encontrando un lugar donde hospedarse, a cambio de unas horas de trabajo en la librería. Dicen sus biógrafos, que más de 40.000 jóvenes durmieron ahí, arropados por ensayos y poemas, historias y leyendas, en este santuario de las letras inglesas en pleno corazón de París.

martes, 31 de julio de 2012

AMANECERES



Cada ciudad como cada quien, tiene una manera personal y única de despertarse, de amanecer y descubrir el nuevo día. En la primavera, ese cruce de caminos entre los fríos rigurosos de invierno y los tórridos veranos, surgen las ciudades perezosas, que entre bostezos y nuevos sonidos, va perfilando las siluetas de los edificios. Los ruidos y las voces que la acompañarán al menos, durante las horas de luz, y que a lo largo del día, se multiplican en progresiones geométricas incalculables. 

Madrid, siempre fue de amaneceres lentos, perezosos, propios del que se acuesta tarde y el sueño pegado aun a la piel, le impide moverse con agilidad. Los gorriones y los mirlos, comienzan con sus rutinas habituales de cantos y graznidos, ajenos a otros despertares. De las bocas del metro, van saliendo hombres y mujeres cansados, porque han visto crecer la noche, mientras conversan animadamente en las terrazas. En la mañana, las sillas duermen apiladas en simétricos montones, mientras el barrendero aprovecha la quietud de la hora para ejercer su mando.

 En el barrio romano del Trastevere, por su proximidad al mar y la cercanía a las aguas del rio Tiber, se oyen las gaviotas inquietas por los trasiegos entre la tierra y el agua que mana en Roma por cualquier parte, en las grandes fontanas y en las pequeñas y familiares fuentes de chorros abiertos, a todo el que quiera refrescarse de sus calores pegajosos. Café latte caliente, caras amistosas y bulla en las mesas, todos hablan al tiempo, pero no importa el no oírse, se siente uno bien.

 La gran metrópolis de París nos despierta en esos días, entre lluvia fina y voces quedas. Recuerdo a Jaques Dutronc y su canción "París se reveille”, donde cuenta el Paris que él conoce bien y pasea, cuando se acuesta a las 5 de la mañana.Cuando cansancio de los amantes termina con los sueños, mientras en los cafés, se limpian con fruición sus vidrios para que el parisino siempre “voyeur” del paso de los otros, pueda recrearse y abstraerse en una contemplación que olvida al dialogo. Cafés pequeños y coloridos, en todas las esquinas, de todos los formatos. Terrazas bien dispuestas en filas de mesas y asientos, como las de los cines o cualquier espectáculo, que invitan a ver y dejarse ver, no al dialogo entre los que las comparten.

 Mientras la ciudad amanece, en los hoteles siempre fríos e impersonales se arropan las soledades, y los turistas se preparan para el recorrido exhaustivo y cansino que nos hará recorrer los lugares señalados por todos de que" hay que ver", dejando poco tiempo y espacio para aquellos lugares que se van encontrando en el camino: una plaza pequeña que no nos lleva a ninguna parte, un banco a la sombra fresca de un castaño.

 Las ciudades se asemejan en sus despertares, son las mismas somnolencias que las ponen en marcha y los mismos desvelos al terminar el día, mientras el turista ajeno a estos afanes “va de su corazón a sus asuntos” con las pupilas repletas de imágenes queriendo apresar el tiempo en la memoria, siempre inasible haciéndose pasado.

lunes, 30 de abril de 2012

LA HISTORIA DE QUIRÓN



Las historias, los mitos y las leyendas que conforman la mitología griega nos hablan del alma humana, de sus temores, anhelos, de sus luchas y pasiones; de todas las emociones que nos son propias y que circulan por nuestro sistema. De ahí su importancia y el interés para la psicología. La historia de Quirón el centauro herido, nos muestra la vulnerabilidad humana. El sanador herido y su relación con la sabiduría, la enseñanza de las artes de la medicina y la psicología particularmente. De que a pesar de ser dioses, venerados y habitantes del Olimpo, tienen sufrimientos que no pueden controlar o curar, por eso son tan cercanos a nosotros, a los seres comunes que poblamos la tierra, a la que un día llegamos, sin muchas explicaciones. 



 Cuenta la historia que el dios Cronos se enamoró perdidamente de Filira ( hija de Océano y de Tetis) ante su acoso obsesivo, la ninfa pidió a Zeus que la convirtiera en yegua para así, disuadir las intenciones de Cronos, pero este, percatado de la acción de Filira se convierte en caballo para poseerla. De esta unión nació Quirón, mitad hombre, mitad caballo. Filira al ver el fruto de su vientre, después de un tortuoso parto, le pide a Zeus, que la convierta en tilo, para así no tener que amamantar a semejante criatura y lo abandona. A la sombra de este árbol y protegido por su padre adoptivo Apolo, crece Quirón bondadoso y sabio, interesado en la poesía, la escritura, y sobre todo, en las ciencias curativas; la medicina y sus remedios, proporcionando alivio al débil y fuerza espiritual, al que se acerca a la muerte. Muchos, se convierten en discípulos y amigos, Aquiles, Eneas, Esculapio oyeron sus consejos y se dejaron guiar por su ejemplo. Pero también un día, Quirón, es herido por una flecha envenenada, que sin querer ha disparado Hércules, ensombrecido por los vapores etílicos que le ofrece Dionisio. El centauro, queda lastimado en una de sus patas, en la parte animal de su cuerpo biforme. A este herida, Quirón, sumara el dolor de haber sido abandonado por su madre, y ante este sufrimiento, que suma y prosigue se abre a los demás, en la búsqueda del alivio necesario para sus males. El conoce de sufrimientos, de heridas y este hecho, le acerca al sufrimiento de los otros, otorgándole la sabiduría que proporciona el conocimiento y la aceptación de los propios pesares. Pasará a ser el curador herido, el que tiene la capacidad para sanar los sufrimientos de los otros, aunque no pueda sanar los suyos. La raíz de la palabra quirófano viene de Quirón, el que procura el bien del otro, el que tiene la capacidad de curar con las manos, el dolor ajeno. 



 El psiquiatra Carl G Jung, conceptualiza este mito en el arquetipo del sanador herido, en él, nos dice que todo curador es también un paciente. Jung recogió en sus estudios y años de investigación, las teorías filosóficas chinas del Yan y el Yin,  dando cuenta de la polaridad que nos habita y conforma nuestra psique.  El lado luminoso y el lado oscuro, que se atrincheran en su posición y luchan por ganar espacio y prevalecer el uno sobre el otro, y que solo, en el dialogo, y la integración de ambos, se podrá aspirar a un estado de paz y sosiego con nosotros mismos.

lunes, 9 de abril de 2012

SEQUÍAS DE PAPEL





Escribir no es fácil, representa un ejercicio de autoconocimiento de las emociones del alma, de sus manifestaciones; de la expresión que se vierte en el papel en blanco, para dar paso a la creación artística. Ese pulso con nosotros mismos, con la memoria, se vuelve una tarea compleja en la que se expone la piel y también se disfruta intensamente; en los que se pasan periodos de florecimiento y otros, de esterilidad y sequía total.
¿Por qué se deja de escribir un buen día?, ¿qué causas intervienen en ello?
Enrique Vila-Matas investigó al respecto sobre autores que enmudecieron para siempre sin un motivo, o una explicación lógica que comprendieran sus lectores. A este hecho lo llamó el “Síndrome de Bartheby” en recuerdo del personaje de Bartheby, el escribiente, según la obra de Edgar Melville.
Nunca sabremos las respuestas exactas de por qué Rimbaud dejó de escribir a los 20 años y se dedicó a viajar y hacer fortuna, cuando había sido el poeta rebelde por excelencia de su época, o por qué Juan Ramón Jiménez dejó de escribir en 1956, después de que le concedieron el Premio Nobel.



La respuesta a la gran sequía literaria que padeció Juan Rulfo aún sigue rondando las cabezas de todos los que admiraron su novela Pedro Páramo y los cuentos El llano en llamas. Sabemos que Juan Rulfo no tuvo una vida sencilla, desde su infancia conoció su lado más oscuro, la muerte por asesinato de su padre, cuando el tenia 6 años, marcó su carácter de una orfandad existencialista, que le acompañaría para siempre. En una entrevista concedida a Fernando Benítez le confesaba: “Entretanto mataron a dos hermanos de mi padre, luego casi enseguida, murió mi abuelo paterno. Murió de tristeza porque al que más quería era a mi padre, su hijo mayor. Otro tío mío murió ahogado en un naufragio, y así, de 1922 a 1930 sólo conocí la muerte.”




Su obra está toda impregnada de esas voces que quedaron inconclusas, de los afectos perdidos en la infancia cuando se moldea el carácter. La aridez de sus paisajes no hace si no reflejar la aridez interior que surge como defensa ante el sufrimiento de la pérdida. El personaje principal de Pedro Páramo, tiene mucho de autobiográfico, aunque lo negaba, ya que confirmarlo suponía un ejercicio de nudismo, al que no siempre se está dispuesto. Juan Rulfo comenzó a escribir Pedro Páramo en 1954 y en 4 meses tenía concluido el manuscrito de 300 páginas, después pasó casi un año haciendo un trabajo de “pulitura” hasta reducirlo a 150. Se publicó finalmente en 1955. Dado su carácter y su timidez natural, Rulfo dudó sobre presentar la obra en la editorial, fue el argentino Arnaldo Orfila, uno de los directores de la colección Letras Mexicanas del Fondo de Cultura Económica, quien afortunadamente, insistió para que lo hiciera.



Por aquello de que nadie es profeta en su tierra, la primera edición de Pedro Páramo pasó sin pena ni gloria. Después en la década de los 60, comienza un interés por su obra, se agotan las ediciones y se traduce al alemán, ingles, ruso; desde ese momento, pasó a ser uno de los libros fundacionales de la literatura latinoamericana y universal.
Su biógrafa Reina Ruffé, apunta que la causa de su mutismo pudo ser precisamente el éxito, que le apartó de su mesa de trabajo, llevándolo a dar conferencias y presentaciones por medio mundo, o quizás el miedo a defraudar con otro libro que no alcanzara la calidad de los primeros, (detestaba la mediocridad), su adicción al alcohol, o la tremenda autoexigencia que lo acaba aislando de todo lo que le era querido. “Yo sé que todos los hombres están solos, pero yo más.” le dijo a Elena Poniatowka.





La fotografía fue su segunda pasión. Así como mandó a descansar su lápiz amarillo 2B, con el que escribía, su cámara  Rolleiflex 6x6, le acompañaba en sus viajes, intentando capturar con la imagen, lo que la palabra le negaba. Se calcula que dejó un legado fotográfico de más de 6.000 negativos, que aún están en proceso de clasificación definitiva.
Para su leyenda particular quedó una anécdota: en una visita a Caracas en 1974, durante un encuentro con estudiantes de la Universidad Central de Venezuela les contaba: “ Yo tenia un tío que se llamaba Celerino. Un borracho. Y siempre que íbamos del pueblo a su casa o de su casa al rancho que tenía él, me iba platicando historias. Y no solo iba a titular los cuentos del Llano en llamas como los cuentos del tío Celerino, si no que dejé de escribir el día que se murió. Por eso me preguntan mucho por qué no escribo: pues porque se me murió el tío Celerino que era el que me platicaba todo… “

Las fotografías son de Juan Rulfo, tomadas de la red.

jueves, 15 de marzo de 2012

GEOGRAFÍAS IMAGINARIAS





Existen lugares, tierras, espacios donde los escritores alojan a sus personajes. Infiernos o paraísos donde los ponen a sufrir o disfrutar de los avatares de la vida. Cerca del río, entre calores sofocantes o arideces desérticas, les crean historias posibles por muy fantásticas que parezcan, en un juego de haceres donde se confunden realidades y anhelos. Algunos fueron creados por familias nómadas en busca de tierras prometidas, como “Macondo”, donde José Arcadio Buendía haciéndole caso a un sueño que tuvo y cual profeta, se alistó a conducir a familiares y amigos, con sus enseres y animales, atravesando montañas hasta llegar a las orillas del río, aunque este hecho, le costara muchos años de soledades. Tiempo después, García Márquez en su libro Vivir para contarla relata que el nombre de “Macondo” proviene de una hacienda bananera cercana a Aracataca, su lugar de nacimiento.
En este lugar mítico, García Márquez instaló a muchos de sus personajes, les construyó un lugar a la medida de sus sueños, y fue dejando que sus habitantes se expresaran a través de sus vivencias.




Para Juan Rulfo “Comala” nació mas bien de sus pesadillas de infancia.
En este lugar no existe el esplendor ni la bulla de los países siempre asoleados, por el contrario, en “Comala”, el sol abrasante del desierto deja arideces y resentimientos entre los aun los habitan, los hombres y mujeres que no pudieron huir abandonándolos como una especie de maldición heredada por generaciones.
Pedro Páramo, acude a este lugar en busca del padre, de su pasado y su historia que aun no conoce, pero que se enraíza con la suya, sin embargo lo que encuentra es un pueblo de fantasmas y murmullos, donde cada vecino tienen una crónica de infamias que contar, en la que el perdón y el olvido parece no tener cabida.




“Santa Maria”, producto de la imaginación de Juan Carlos Onetti, está atravesada por otro río grande y navegable, con astilleros en sus orillas. Es la ciudad de Larsen, el juntacadaveres, personaje pesimista, duro y lacónico, que a pesar de todo, lucha por sobrevivir, aunque no encuentre sentido a la vida. Regenta un burdel, con mano firme, en el que las prostitutas son viejas mujeres y como Larsen, se limitan a vivir, a respirar cualquier aire, sin escrúpulos, sin arrepentimientos.
La de Onetti es una visión oscura y absurda de la vida, el existencialismo de Sartre se deja sentir en los diálogos de los personajes, en la metáfora del río que arrastra piedras, y fluye en constante indiferencia.

Entre la literatura fantástica y de terror, podemos ubicar el pueblo de “Eastwick “ con sus encantadoras brujas en Rhode Island, de Jhon Updike. “Derry” de Stephen King localidad que aparece en varias de sus novelas.




Dentro de la llamada “literatura infantil”, existen lugares imaginarios como “Liliput”, geografía inventada por Jonathan Swift, (uno de los escritores mas sarcásticos que diera la literatura de habla inglesa), donde anidan seres diminutos interesados en las matemáticas y en las artes musicales, aunque estas, no las utilizaran con fines prácticos, ni tan siquiera lógicos. Sus mujeres desinhibidas disfrutan de los placeres de la vida, tienen amantes de otras islas con los que terminan huyendo hacia otros paraísos prometidos.

“Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carrol, la historia increíble y fantástica de Alicia, una pequeña niña que tiene el don de la ubicuidad, que traspasa el espejo y se adentra en un mundo donde la lógica, el concepto de tiempo y la relación causa efecto, carecen de el valor con que acostumbramos a medir el desarrollo de la vida.




Otras geografías de papel que luego fueron llevadas al cine son:

“La Tierra de Oz”, de Lyman Frank Baun en El mago de Oz.
“Hogwart” de JRR Rowling de la saga de Harry Potter
“La Tierra Media” de JRR Tolkien.
“Narnia” de CS Lewis.
“Ciudad Gótica” de Batman.
“Fantasía” de la Historia sin fin.
“Springfiel” lugar de nacimiento de la familia Simpson.



Las imágenes son de Edgar Mendoza Mancillas, tomadas de Artelibre.

miércoles, 29 de febrero de 2012

LA HORA PELIGROSA

Obra de Oswaldo Guayasamin


Clarice Lispector escribió un cuento hermoso que se llama Amor. Es la historia de Ana una mujer madura, común y corriente, que ejerce el oficio del cuidado de la casa, de los hijos, del marido, comida, ropa, cuidados médicos, etc. Dedicación a tiempo completo. Bajo su sombra todo crece y se desarrolla menos ella. Su día a día es un ir y venir de mandados, arreglos y atención de solicitudes ajenas y olvido de las propias.
La vida de Ana pareciera programada culturalmente por una instancia superior. Todo parece transcurrir con el sosiego adormecedor de la monotonía. Todo parece estar bajo control, siempre y cuando no haya un tiempo y un espacio para detenerse y pensar; mientras la vida no la nombre ni le pida cuentas. Vida elegida por ella donde reposa el peligro y el vértigo de vivir.
Una tarde, en un paseo fuera de la casa, un hecho banal y fortuito, produce una ruptura en su tejido de araña, por que a veces y solo a veces , un murmullo, una voz fuera del tono habitual, un hecho simple basta para despertar los sentidos a la vida y comenzar a percibir el palpito de esta.
Pero ese despertar es ligero, no hace mella, ni sombra, y al final la rutina como un río que crece reclama su fuerza y su cauce. Otras veces, ocurre lo que Clarice llama la hora peligrosa, en ese encuentro consigo mismo, sin distracciones, sin olvidos; en un tiempo en que se reúnen las fuerzas necesarias por que se presiente el fondo y las aguas se han vuelto inesperadamente nítidas.
En la hora peligrosa, el miedo a la libertad de elección acecha en forma de sueño y presagio. Quizás un día, y en esa hora peligrosa, Clarice Lispector agarró un lápiz y comenzó a escribir.

domingo, 19 de febrero de 2012

LAS MUJERES DEL QUIJOTE.



De niños, descubrimos en las lecturas del Quijote, que había hombres soñadores, capaces de llevar golpes y dejarse la piel por seguir sus ideales, y eso nos llenaba de asombro disparando la imaginación. En la medida que pasaba el tiempo, fueron cambiando las lecturas, y comprendimos que si no se tenia conciencia del mundo en que se habitaba, seria muy difícil decir algo sobre él, interpretarlo y después, tratar de cambiar todo aquello con lo que no se estaba de acuerdo. Por eso el Quijote es la historia de un sueño y de su soñante. Entre sus páginas habitan todos los personajes representativos del mundo real, Antonio Muñoz Molina, la llamó “la novela de la vida” donde todos, entre sueños y vigilias nos vimos reflejados alguna vez.

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En él, Cervantes quiso representar a la mujer, no con la dicotomía propia de esa época: el ángel o demonio, María madre de Jesús o Magdalena pecadora, sino que amplió el espectro para humanizarla convirtiéndola en un ser real, de apetencias y carnalidades, espiritualidad y belleza; aciertos y frustraciones. Lógicamente condicionado por su época, valora la castidad y el buen nombre de la mujer por encima de otras cualidades, pero no lo limita a la hora de estimarlas.
Cervantes tuvo tres hermanas y una madre, Leonor de Cortinas, activa y de firme carácter, que no dudó un momento en hacerse pasar por viuda y comparecer numerosas veces, ante el Consejo de la Cruzada, para gestionar y conseguir un préstamo para liberar a sus hijos Miguel y Rodrigo, presos en una cárcel de Argel.




Entre la galería de mujeres que tienen voz aparece Marcela, hija de señores, y criada con mimo por un tío sacerdote a la muerte de sus padres. Tiene fortuna y belleza, y una honradez probada, por lo que es pretendida por todo tipo de hombres, desde el señor al labriego que le ofrecen nombre y protección. Pero Marcela, decide hacerse pastora, y no tener mas limite y dueño que la naturaleza por la que campea libre y con mucha lógica, y buena palabra, defiende su soltería ante los que se le acercan asombrados de su decisión.

Maritornes, asturiana, (que es lo mismo que decir limpieza de sangre), mujer de firmes convicciones, trabaja en la venta y es maltratada por su dueño a la que considera prácticamente una ramera. Desinhibida y de mente clara para saber lo que buscan los hombres en ella, cumplidora por demás, otorga favores con alegría y sin mayores remilgos “Y cuéntese de esta buena moza que jamás dio semejantes palabras que no las cumpliese”. Maneja y disfruta su vida con los recursos que posee, se burla de don Quijote, de sus finas e inentendibles palabras, de sus delirios de grandeza, pero al mismo tiempo, cuando don Quijote llega a la venta todo maltrecho y molido a golpes, es la única que le cura amorosamente sus heridas.



Teresa Cascajo, mas conocida Teresa Panza, por su marido Sancho, mujer de sabiduría popular, pragmática en sus decisiones, por qué alguien tiene que tener los pies en la tierra después de que Sancho se decidiera a seguir al hidalgo y desaparecer por largas temporadas, quedando todo y todos bajo el cuidado de Teresa. Ella representa el amor carnal, de preocupaciones reales y concretas, la cotidianidad exenta de artificios.
Es, de las que cree aquello de “la mujer honrada, la pierna quebrada y en casa, y la doncella honesta el hacer algo es su fiesta”. En el tiempo que comparte con su marido, le habla de sus preocupaciones por casar bien a Mari Sancha con un mozo que esté a su altura, y de que Sanchico ha cumplido los quince años, y es hora de ir a la escuela o que se valla buscando la vida.
Teresa a pesar de no entender a Sancho, le deja hacer porque confía en el, y a veces, se suma a las ensoñaciones del marido, buscando también, una salida a su dura realidad.

Dulcinea del Toboso, mujer que solo existe en la imaginación de Don Alonso de Quijano. Es la encarnación del amor platónico, el amor que se da en soledad; el amor de ida sin vuelta. Creada totalmente en la imaginación del caballero, construida a la medida de sus necesidades, la dama-musa, dará sentido a sus hazañas, ocupando un vacío afectivo y rellenando los espacios en blanco de su vida.
Dulcinea será la dueña de sus pensamientos, logrando que la ficción suplante a la realidad, es el amor que nutre al hidalgo porque es la sumatoria de sus ideales, y sacia su espíritu siempre ávido de lo inalcanzable, como corresponde aun romántico y a un caballero. Hasta el mismo Sancho cae en su juego, cuando Don Alonso le pregunta si le entregó su carta a Dulcinea, Sancho inventa y le complace con sus palabras, como el compañero fiel, que ha compartido penas y soledades, prefiere no despertarle del sueño amoroso en el que cree que debe permanecer un hidalgo caballero.



Las mujeres del Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra.
Editorial MAXTOR. Madrid 2004. Edición Facsímil.

Imágenes, Dmitri Yakovin tomadas del blog elBaúl que no tenía mi aBuela.

lunes, 13 de febrero de 2012

EL OTRO BRASIL




La primera vez que oí la canción "Construcción" de Chico Buarque fue en los 70. Me sorprendió la cadencia casi susurrante de una voz, donde se deslizaban las duras y poéticas imágenes con las que relata la historia de un día, de un hombre en medio de una multitud anónima. Una historia cotidiana de las tantas que reseñan los periódicos de cualquier ciudad. La cara menos amable de un país que se esfuerza en no mostrar, todo lo que no sea samba, fútbol y carnaval.

La generación de los 60 en Brasil, estuvo determinada por la dictadura militar, y es entonces, cuando surgen músicos como Chico Buarque, Caetano Veloso, Vinicius de Moraes que dan voz y presencia a las clases marginales, a los perdedores oficiales.
Mientras en el país se consolida el proceso de industrialización, las migraciones del campo hacia la ciudad conforman una nueva realidad. Aparecen en los montes que circundan las ciudades, una nueva flora y fauna que se va extendiendo y echando raíces. La marginalidad, los que integran las clases D y E en las encuestas, y sólo son tomados en cuenta en las campañas pre-electorales cada x numero de años. Pertenecen al rebaño más numeroso de todos los que pueblan la ciudad; su mansedumbre desconcierta y asusta. Alejados de los centros urbanos, desde alturas privilegiadas, dominan visualmente la ciudad a la que no tienen acceso, si no como mano de obra barata y masiva. Cuando bajan a la ciudad se pierden como los demás, entre una multitud que esta conformada por la sumatoria de todas las soledades. Son generalmente la carne de cañón con que se nutren las últimas páginas de los periódicos.





Saben con seguridad que sus expectativas de vida serán menores que la de sus conciudadanos; la violencia y el olvido se los llevará antes. Por eso apuran los días y las noches. Es la otra cara de la ciudad que pocas veces vemos en las telenovelas, suerte de espejos de la sociedad donde Brasil siempre supo vender su imagen. En ellas, nos muestran ciudades con trazados perfectos y ordenados, pueblos pintorescos y graciosos, hermosos paseos marítimos; personajes emblemáticos, amistosos. Las diferencias de clases la resuelven parcializándose con el débil y ridiculizando al rico.

Fue con el “cinema novo” que supimos por primera vez de los “sin-tierra” y de las luchas fratricidas en el interior del inmenso país. Al cineasta Glauber Rocha, durante los años de la dictadura, le confiscaron todas las copias de “Dios y el Diablo”, sólo pudo salvar una que presentó en Cannes, donde ganó ese año un premio. Cada sociedad crea su propio estereotipo y luego son las otras, las que se encargan de difundirlo y perpetuarlo ante los demás.






Así hablar de Brasil en los 40, era hablar de Carmen Miranda, con una piña en la cabeza sonriendo picaronamente ante un publico entusiasmado. Imagen creada por Hollywood, la mayor fábrica de estereotipos de occidente. Años más tarde seria el fútbol el que haría visible a Brasil en el mundo. Pelé, fue el mejor exponente de ese universo de favelas y villas miserias, donde se sueña con patear el mundo representado por un balón. Por el Maracaná han pasado desde hace muchos años hombres convertidos en estrellas fugaces, que más tarde, terminan muy bien pagados formando parte de las ligas nacionales de otros países.





Universo frágil y con fecha de caducidad que imponen los comités de selección de los equipos convertidos en transnacionales del deporte y la diversión.
 Todos los años en Febrero o Marzo, entre calores húmedos llega el Carnaval, la gran catarsis colectiva, a una ciudad acorralada entre el mar y la montaña. Río abre un paréntesis luminoso de 7 días y 7 noches de un perfecto sincronismo con los sueños, y lo no real. Después, continúan los 358 días restantes con los que hay que seguir viviendo, subir a la construcción como si fuese maquina, erguir en la planta cuatro paredes sólidas, ladrillo con ladrillo en un diseño mágico….....

viernes, 27 de enero de 2012

GIACOMO CASANOVA, SU PASIÓN POR LA VIDA Y LAS MUJERES.



Asociamos la imagen de Casanova a la virilidad, al mujeriego, al aventurero, espadachín y pendenciero.
 Y sí, es verdad que fue todo esto, pero también mucho más, un personaje poliédrico que vivió la vida con intensidad y, como un día dijera el poeta, amó todo lo que las mujeres tienen de hospitalario.
Nació en Venecia, hijo de comediantes, parecía destinado al olvido de todos, por un problema de pólipos nasales, que le dificultaban la respiración. Vivía con la boca abierta, por lo que pensaban que era corto de luces, hasta que una tía suya, en Murano, lo hizo operar por una curandera, y este hecho, le cambio la vida para siempre.
Estudió leyes en Pádua, le encantaba el ocultismo, la magia y la cábala, como era de espíritu inquieto, empezó a viajar desde temprano, a conocer mundo, “cultivar los placeres de mis sentidos, fue mi principal ocupación durante toda mi vida; nunca he tenido nada mas importante. Como me sentía nacido para el sexo diferente al mío, lo he amado siempre, y me he hecho amar todo lo que he podido.”



En 1768, decide conocer España, donde pasará un año expulsado de Viena por hacer trampas en el juego. Se traslada a París y desde allí, a Madrid.
Como era costumbre en la época, entre la nobleza y las clases altas, trae cartas de recomendación, para diversos personajes de la política en Madrid, que le presentan en sociedad, sobre todo, en las tertulias de mujeres aristócratas y personajes del mundo farandulero, como La Pichona, antigua amante del conde de Medinaceli, que le abre las puertas de su corazón y del Madrid de las intrigas y pasiones desbordadas.
Le impresiona España, la gran influencia de la iglesia y de su brazo armado la Inquisición. La siente pacata y en constante contradicción con su carácter vivo y animoso.
Escribe extrañado, que su habitación en la posada, tenga el cerrojo por fuera y no por dentro, como es usual. Cuando pregunta al posadero, le dicen, que son disposiciones de la Inquisición hacia los extranjeros, para saber y controlar en cualquier momento, las actividades de éstos con respecto, por ejemplo:¿ si come carne en vigilia?, ¿ quiénes duermen en el cuarto?; en caso de que sean hombre y mujer, asegurarse de que estén casados.
Se da cuenta, que las iglesias son un punto importante de encuentro social, donde se acude para ver y dejarse ver, que las mujeres sobre todo, viven subordinadas a sus padres y “el que dirán”, pesa más que las autenticas convicciones.
Aunque no se le puede considerar un hombre de carácter religioso, se deja llevar por las costumbres locales, acude a la misa mayor y aprende a descifrar el lenguaje de las miradas, comentando: "En las plazas, en las iglesias, en los espectáculos, hablan con los ojos a quien quieren, pues poseen a la perfección este seductor lenguaje”.





Historie de ma vie, escrito en francés, es el libro al que se dedicó en sus últimos años, cuando se retira resignado a Dux, en Bohemia, como bibliotecario del conde de Waldenstein y a falta de vivencias, decide escribir su vida, su historia, sus aventuras, quizás algo noveladas, pero donde puede volver a sentir el latido de la vida, que poco a poco, se le va escapando y dar fe, de haber sido un ciudadano del mundo.
En él, narra con lujo de detalles, sus viajes y sus impresiones sobre personajes, países y costumbres que conoció a lo largo de su vida. Le interesa el ser humano y sus reacciones ante los aconteceres. Ama profundamente la vida, la saborea a bocados a veces pequeños y delicados y a veces, grandes e intragables, pero todo lo da por bien vivido. Y entre lo mas valioso, las mujeres, seres a los que adora y respeta, disfruta de sus conquistas y no discrimina entre criada y señora. Las seduce, pero busca el goce mutuo, el placer de los cuerpos, que se encuentran para el disfrute de los sentidos, con la naturalidad y la pasión inherentes al ser humano; a nuestra especie. Se enamoró pocas veces, al corazón lo solía dejar por fuera. Sus biógrafos mencionan a Henriette, un amor de juventud, en el tiempo en que todo está aún por descubrir y no existe el miedo al compromiso, ni adquirir responsabilidades.




Casanova, junto al personaje de Don Juan, pasaron a la historia como mitos eróticos, arquetipos del hombre seductor por naturaleza. Del hombre,que necesita del amor, reconocimiento y la admiración de sus aventuras, debido probablemente, a sus carencias afectivas y como una distorsión, en la forma de concebir las relaciones, entre un hombre y una mujer.
Para Casanova, la mujer es fuente de placer en un juego amatorio mutuo. Admira su belleza e inteligencia, y al finalizar el enamoramiento, mantiene con buena parte de ellas, una relación amistosa, o les consigue una buena dote, o un hombre, con quien pueda tener un vínculo estable y en aceptables términos económicos.
Para Don Juan, proveniente de la nobleza, católico y conservador, la mujer es una presa que una vez gozada, deja de tener interés y después abandona a su suerte. Vive en un vacío afectivo, que solo se sacia con la conquista pasajera, con el control afectivo sobre esta.

Casanova, sano epicurista, hombre que tuvo contacto con sus sentimientos y apetencias, llevándolo a trasgredir las normas sociales. Vivió plenamente su vida, apurando el momento y como buen romántico, y fiel a sus circunstancias, antepuso su espíritu individualista al mundo que le rodeaba, tratando de balancear, la pasión con la razón.

Memorias de España, Giacomo Casanova. Ed. Planeta, 1986.
Traducción: Angel Crespo.

domingo, 8 de enero de 2012

MOIRAS, HERMANAS TEJEDORAS DE DESTINOS




Por medio de la figura femenina los griegos representaban lo incierto e inexorable del destino. Pensaban que aparecían tres noches después del nacimiento de un niño para decidir el curso de sus vidas. Según la época y los autores, las tres hermanas han sido melancólicas doncellas, viejas hilanderas o mujeres inflexibles, dadoras de vida o de muerte. Goya en sus pinturas negras, las representó confiriéndoles edades distintas según sus ocupaciones y con un halo de misterio y nocturnidad. Para Velásquez en el cuadro de las Hilanderas, son mujeres jóvenes, fornidas y bien dispuestas a enfrentar sus destinos. Después de las epopeyas de la Iliada y la Odisea, se establece la idea-concepto de las Moiras en la mitología. Su sentido era el de administrar el futuro convirtiéndolo en destino personal desde el nacimiento hasta la muerte. Son deidades preolímpicas, y como diosas del destino, velan porque se cumpla el de cada cual, incluyendo el de los propios dioses.
En unas genealogías, eran hijas de Zeus, rey de reyes y de Temis, diosa de la Ley. En el libro de la Teogonía de Hesiodo, hijas de Nix, diosa de la Noche, la que se concibe a si misma en una prueba de fuerza y poder ante las demás deidades; por lo que pareciera que ellas mismas habían nacido ya predestinadas para su determinante labor.


Parcas, perteneciente a la serie pinturas negras de Goya


Cloto, la hilandera mas joven, presidía el nacimiento de los hombres, portaba una rueca con hilos de todos los colores y calidades. El blanco, representaba la inocencia, lo que aun carece de historia y está abierto al destino. Oro, para el que llevará una vida próspera y feliz, siempre rodeado de afectos y bienes. Cáñamo y lana, para los pobres y desgraciados, para todos aquellos que la fortuna pase siempre a su lado ignorándolos.

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Átropos, la mayor, tiene unas largas tijeras en sus manos y observa atenta el trabajo de sus hermanas. No tiene misericordia en cortar de improviso y a su antojo, los hilos de la vida. No considera la edad, ni la posición social, ni otros atenuantes para tomar su decisión. Su rostro está cruzado por sombras y arrugas que le dan un aspecto sombrío.


Las Hilanderas de Velazquez

Láquesis, la más habilidosa con los hilos. Los mide, los enrolla, dando vueltas al huso con ellos, tamizándolos entre sus dedos y dirigiendo el curso de la vida. La mujer que la representa es de mediana edad, en su rostro se refleja el peso de lo vivido y el anhelo por vivir. Dependiendo de sus habilidades o torpezas, los hilos se devanaran simples o enredados entre sus dedos.

Que los dioses nos sean propicios y nos traigan todo tipo de venturas para este Nuevo Año.
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